Incesante mar, que a mi mente retorna,
con su sonido de
olas, de bocas, de rocas.
Golpean tus palabras
y después se escapan,
entre las olas
vastas, de la inmensidad de las horas
Retumbas, como ese
mar que va y viene.
Resuena en mis oídos,
tu recuerdo
que mece mi quejumbre, mi lamento.
que mece mi quejumbre, mi lamento.
Arrastran los días al
silencio
silencio inundado por el agua del
pensamiento...
A estas orillas, aún
naufragas
muchas noches, muchos
días.
Aún sin tempestades, aún sin vientos,
vienen tus aguas a mi
en larga llamada.
Respondo a veces y me
sumerjo en los mares.
Clavo mis ojos en tus
ojos celestes,
que lloran tristes al
mar de tantas sales
y de tantas arenas y
de tantos barcos,
que han naufragado en
mis venas, en mis labios.
Y tumbada en un sueño cuento la arena,
cuento las pisadas,
cuento los barcos,
y la brisa envuelve
la tarde mecida de soles.
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