Arrullan las hojas del sauce
hundido en el río
llorando al amor perdido.
Seco el sol
seca las lágrimas,
pero el árbol triste
sigue brotándolas.
¿No es hermoso el paisaje,
que en las orillas de su ribera
el río acompaña en su baño,
a las hojas del sauce dorado?
Los pájaros se acercan
a ver lo que ocurre,
mas el árbol se sigue quejando...
Lo acompañan en su lamento,
profundo gemido,
sobre las aguas pacíficas del río.
Las nubes se van, susurrando,
y bajo las ramas lacrimosas
de su traje andrajoso de ramas y hojas de árbol,
una muchacha llora, un llanto desconsolado
y se queda la tarde tibia de rayos de sol dorados
de un triste cielo que, acuesta su cansancio.
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