A Isabel (II)
Es lejano el vuelo
que emprendes
Cuando bates tus alas
te escondes entre
ramas
Y después marchas
rumbo al mundo
Encoges los hombros
cuando no entiendes
nada
Y resuelves tus miedos
cuando estás sola, enfadada
El mundo se atormenta
y mientras, tú,
lejana mirada,
Comprendes todo en
los síes y los noes de cada encrucijada
Y abriendo
ampliamente las alas
Vuelas, y descifras
cada injusticia cada lágrima
Pero tú también
lloras,
Lloras desconsolada
Cuando lentas las
horas,
pasan por tus manos
Sin poder hacer nada
Cuando el tiempo se
corre rápido
y sin ninguna parada
Cuando echas la vista
atrás
y te encuentras con
que todo cambia
Que las tristezas de
antaño
no debieran ser
memoradas
Y así, entre nubes,
vuelas batiendo tus
alas
de la frente que
lanza momentos de trauma
y retorna al presente
de agua pasada,
de agua cristalina,
de agua mansa,
de calmada calma,
de aire quieto por la
mañana
Vuela abriendo tus
alas,
sumerge tu recuerdo
en aguas heladas
o mejor, en aguas
tibias,
que logren que tu
tristeza, tan señalada,
vaya borrando sus
huellas
del desierto sin
vientos
que las tenía
guardadas.
Abre las alas y
vuela,
de entonces vuela al
ahora.
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