Chirría un lamento de espina que araña
el paladar amargo,
la dulce sangre de un recuerdo...
Galopa el caballo del pecho
en cada nota,
en cada temblor del suelo.
Y atravesando caminos,
resbala la historia por sus recuerdos.
Caballero de espada rota,
escucha una nota y cabalga una hora,
Guitarra traidora,
desolada hora que aqueja la soledad de sus botas,
de su nombre, y su puño
Largo silencio en silencio,
en su soledad,
en su camino,
en su camino,
sólo las notas de guitarra amarga,
atraviesan su alma.
Recorre el camino
esperando la lágrima caer de su frente.
Sangran sus heridas a través de sus ropas,
Pierde el sentido,
llora y gime.
Triste es la melodía...
Galopa veloz, arranca espigas,
resbala en un río
y siembra de herraduras
la tierra polvorienta...
¡Está perdido!
Las notas de guitarra,
rasgan su alma alimentada de tristes batallas.
Le recuerdan que amó al compás de sus cuerdas,
cuando era romántica,
cuando era bueno lo que le recordaba...
Ahora sufre con cada pisada.
En su camino huye
al encuentro de agua,
de aire fresco que limpie la fatiga
de los besos,
de aire fresco que limpie la fatiga
de los besos,
de los hierros del viento,
de esa sombra de notas,
tan tristes, tan poderosas,
que le siguen,
allá donde ponga sus botas.
allá donde ponga sus botas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario